domingo, 22 de marzo de 2009

LA VILLA, MI ESCUELA

Nunca han existido los tiempos fáciles; afortunadamente, nosotros sabemos entre que trabajos llegamos a ser lo que somos, quizá nuestras palabras sean hoy expresiones con acento extraño, pero aún nos queda la memoria; y no obstante que existan quienes hablan equivocadamente y con tan profunda desolación que ninguna consideración los puede saciar, también de la adversidad se aprende.
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El 16 de marzo fue el XVII aniversario luctuoso de Monseñor Aloysius Schwartz, el padre Al; misionero que casi al final de su vida y con grandes dudas, emprendió lo que llamó la Sinfonía Inconclusa; de la que son parte el átomo, el chinza, el mopet, el tinga, la changa, el bolish, la tuza, el brusli, el sapín, el coco, el badú, y tantos más que aquí no cabríamos, además, por supuesto, de las chicas: la fabis, la chepina, rachel, ama, ale, etc., etc.

Podría hacer un listado caracterológico de cada uno y decir por ejemplo, que el átomo era el más pequeño de nosotros, de tez blanca y con pecas que le cubrían el rostro a guisa de guayaba; hábil por demás con el balón de soccer y necesariamente escandaloso; y así con cada uno de ellos, y podría porque aquella etapa fue una de las más significativas en mi vida. No se crea por ello que desdeño a mi primaria federal José María Morelos y Pavón de San Matías Cuijingo, o a la prepa oficial veintinueve de Tepetlixpa, ni mucho menos a la Facultad de Políticas y la de Filos de la UNAM, donde he vivido grandes sucesos; no, pero lo que es cierto es que aquella estancia, ya no se si corta o larga, en la villa, ha sido determinante en mi vida; aunque tengo que aclarar que las metidas de pata han sido por mi cuenta.

Yo no sé que tanto la infancia marque nuestro destino, pero estoy seguro que todos, en el momento que llegamos a la villa, éramos todavía unos niños; y con toda la seriedad que esto conlleva, puedo decir que esa carga vivencial es uno de los grandes puntales que me sostienen en éste mundo caótico, sé bien, como dije al principio, que nunca han existido los tiempos fáciles, pero saber a conciencia que todavía existen hombres como el padre Al, y ser un testigo presencial de su obra, y en cierta forma, también un fruto, hace que aunque algunos nos desenvolvamos en medio del caos como espíritus raros y extravagantes, podamos, de tarde en tarde, remozar a nuestros corazones con el ejemplo de la inspirada Sinfonía Inconclusa.

La carga vivencial de que hablo, téngase en cuenta, no es solamente de estudio y disciplina, también contiene el recuerdo de grandes travesuras, de las que estoy seguro, es imposible extraer alguna moraleja, pero significaron diversión y astucia que en medio de un caminar lejano de la familia, fue un no-caminar-solos.

Reconozco que la villa no carece de defectos, pues como toda obra humana, tiene sus limitaciones, y con toda la subjetividad de que soy capaz al hablar de mi escuela, me gustaría decir que quisiera que algunas cosas se hicieran de manera diferente, para que sobre todo, fuera la villa muchísimo más de lo que hasta ahora ha logrado ser; me gustaría, que por encima de todo, fuera un semillero de educadores; sí, romántico el asunto, pero con todo, me parece, que es en la villa donde los rudimentos de la sabiduría podrían madurar sin alejarse de ese sentimiento humanista, a veces sólo simulado.

Mientras el hombre exista habrán formas para encarnar el amor y la amistad, y es indudable que no aprendemos nada mientras no experimentamos plenamente esos caracteres simbólicos de la vida; por eso considero, bajo la estima de mi propia historia, que educar bajo esos esquemas de amor y amistad villanos, permite a la madurez ser una continuación de la niñez, lo que implica, entre otras muchas cosas: estar dispuesto a experimentar el funcionamiento de todo y saber que otras formas de mundo son posibles.
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3 comentarios:

  1. Que tal Jimmy,

    El sentimiento del orgullo me llena el alma al leer las palabras de un villano, del cual tuve la fortuna de conocer en esa etapa de la vida, que como tu bien has dicho: "Fué una de las más significativas en mi vida".No imaginé la habilidad de tu pluma para dirigir en perfecta pauta y armonía, el sentir de la pasión que llevas dentro por las letras; tal cual lo hace el Cenzontle en su canto.

    Por lo contrario, yo aun estoy en busca de la batuta que dirija mí espíritu a la expresión de ideas y sentimientos con palabras, en un baile en perfecto compás con las letras. Pero, como tu lo dicho hermano Villano: "Ojalá todo fuera tan fácil como soltar cuanta palabra viene a la cabeza, pero no, con las palabras no hay que apresurarse nunca".

    Saludos.
    Atte: Rafael Bernabé "El Coco"

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  2. que me ha gustado esta entrada!!!!! en hora buena, que bien te quedó, y aunque yo no soy la fabis del post; me hubiera gustado, si todo es como dices aquí, haber vivido y compartido esa experiencia; aunque mi vida, en aquellos tiempos de la infancia también fue relinda, jajaja!! por ello no me quejo.

    Saludos
    Atte: la fabis, otra, que no la del post

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  3. hola jaimito ya hace rato k no te visito jajaja solo paso a dejarte saludos espero stes de maravilla y realmente inolvidable nuestra estancia en villa saludos a todos los villanos de mi jijiji silvia perez primera generacion.

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