domingo, 10 de agosto de 2014

EL SUEÑO Y LA VIDA


Para Eloísa Toriz Contreras

“Tenemos derecho a soñar, 
siempre y cuando lo hagamos con seriedad; 
siempre y cuando trabajemos todos los días 
para imponerle nuestro sueño a la realidad.”
 -V. I. Lenin-

A veces uno puede sentir que lo único que se tiene es el presente, tan sofocante, implacable y filoso. Y se convierte, dicha posesión, en una pesadilla, porque es ahí donde pensamos que debemos legitimar la vida, en los actos cotidianos del presente. El pasado se convierte entonces en una nostalgia sobre algo de nosotros mismos a través del tiempo.

Uno puede volver la vista atrás y, al mirar el camino recorrido, puede uno recordar rostros de aprecio y reír mucho ante imágenes borrosas sobre pasados entrañables. Y digo “imágenes borrosas” porque no es posible rescatar historias sino apenas simulacros y, en ese andar, así aprendemos a vivir sin memoria.

Los primeros recuerdos que tengo de Villa son de mí, caminando con mis padres, yendo a una mesa de registro, una despedida furtiva, alguien conduciéndome al quinto piso de fase 2, el dormitorio de San Andrés, dos horas de televisión y después una cena ansiosa llena de emociones encontradas. Hace mucho que no pensaba con seriedad en todo esto.

Hace poco más de tres meses, desde el 24 de mayo de 2014, comencé a recordar muchas historias de mi estancia en Villa, cada una de ellas con sus toques de nostalgia, risas y esperanza. No voy, sin embargo, a relatar ahora esas historias, porque el motivo de este repaso es la profesora Elo.

Fui a una clase, un curso intensivo en la Casa de Cultura de Juchitepec. Tratábamos de la Lección, de la solidez ética y la reciedumbre de la conciencia, entonces saqué a colación una experiencia de trabajo en Villa. Sentí tanta emoción cuando la profesora Elo, en medio de dicha digresión villana, también se reconoció. Y es que resulta muy difícil evadir el aire familiar villano que a todos nos trae grandes recuerdos donde el amor y la amistad son tangibles y concretos.

Estos meses han sido para mí un estímulo anímico porque además de todo: clases, charlas, cafés, comida y alcohol; haber tenido este acercamiento me ha hecho revivir aquellas ideas de que en los desiertos lo único que podemos hacer es insistir. Ayer cuando me dijo “pero no se canse” me lo confirmó.

Vivir, soñar, escribir. Recordar, imaginar y convertir todo el ruido y la furia en melodías. Renovar el aliento y no permitir que sólo los días villanos sean los más grandes y felices.

Insistir
…………soñar
……………………vivir
……………………………resistir…

JAIME SÁNCHEZ CASTILLO

SAN MATÍAS CUIJINGO

1 comentario:

  1. Hola!!!
    Profesor es te escrito no me gusto, me encanto, me fascina la manera en que plasmas tus pensamientos en palabras.
    Ya lo leí más de una vez, y me sigue causando las mismas emociones, que la primera vez que lo leí. En los dos primeros parrafos sentí ganas de llorar, en el tercero empece a recordar la villa, para el cuarto parrafo en el final de el ya estaba sonriendo, y así con una sonrisa y una gran alegría en mi corazón terminé de leerlo.

    De los lugares donde estudie y en los que he trabajado, lo dices bien, la villa es el lugar donde el amor y la amistad son tangibles y concretos.

    Yo no fui alumna de la villa, pero como profesora que fui, tambien guardo hermosos recuerdos de ese lugar y de la concivencia con los alumnos.

    Hay una razón más por la que el escrito me encanto, por que es para mi.
    Muchas gracias por escribirlo, esta muy bonito.

    Te mando un fuerte abrazo.

    Eloísa Toríz Contreras.

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